viernes, 21 de noviembre de 2008


EL PROLONGADO TRIUNFO DEL ASCETISMO


Por
Jennifer López Cano
Andrea Álvarez Sánchez
Lizeth florez Orozco
Aaula Andrea Tejada
Camilo Arturo Blandon

Friedrich Nietzsche en el texto La genealogía de la moral, tratado tercero: “Qué significan los ideales ascéticos”, y en el Crepúsculo de los ídolos, capítulos: “La moral como contranaturaleza” y “Los “mejoradores” de la humanidad”, muestra cómo en la tradición judeo cristiana, la representación de la sexualidad es compleja porque está íntimamente determinada por valoraciones morales e ideales ascéticos. Es decir, que la sexualidad deja de ser un asunto meramente natural e instintivo –en otras palabras, el instinto se desnaturaliza, las pasiones pierden su sentido trágico, se espiritualizan - y se convierte en una compleja producción cultural, en un efecto de interpretación casi siempre moral. Por tanto, cada sociedad y cada época definen y representan la sexualidad con matices diferentes. La religión y la cultura le dan sentidos y finalidades a la sexualidad más allá de lo meramente instintivo y biológico, es decir, la inhiben y la redireccionan.

Particularmente, en la tradición judeo-cristiana se le imponen a la sexualidad una serie de coacciones que se definen como ideales ascéticos, con los cuales se intenta interiorizar las pasiones y negar su expresión; en otras palabras, el ascetismo castra los instintos y por tanto la vida misma.

En el presente trabajo se quiere indagar desde la perspectiva de Nietzsche y Schopenhauer de qué manera la representación occidental de la sexualidad está mediada por valoraciones morales y en particular por los ideales ascéticos. Esta cuestión es importante porque Nietzsche nos deja en la incertidumbre de si el hombre puede vivir en un astro que no sea esencialmente asceta, es decir, si el hombre puede ser libre del ascetismo y en esa medida tener un concepto de la sexualidad al margen de los juicios morales. Por esta razón, se pretende precisar de qué manera el ideal ascético y los juicios morales que durante siglos han intentando “mejorar a la humanidad”, determinan el concepto de sexualidad en la tradición judeo-cristiana. De igual modo, se intenta evidenciar la crítica que Nietzsche le hace a su maestro Schopenhauer con relación a la defensa que éste hace del ascetismo, en su libro El amor, las mujeres y la muerte donde este autor expone ampliamente su concepción ascética de la sexualidad, ligándola con el amor y dirigiéndola solo a fines reproductivos. Ambos autores son pertinentes para abordar este tema por el destacado lugar que ocupan en el pensamiento moderno, en el caso de Schopenhauer porque reintroduce o ratifica la moral cristiana y en el caso de Nietzsche porque hace una revisión crítica de la misma.

El presente trabajo se desarrolla en dos partes, la primera se ocupa de qué es el instinto sexual para Nietzsche, y en la segunda, se revisa la concepción ascética de Schopenhauer acerca de la sexualidad.


I. Una mirada a la sexualidad desde Nietzsche

En La genealogía de la moral (1887), Nietzsche se ocupa del ideal ascético y lo define como un instinto de protección y salud de una vida que degenera, como un valor sacerdotal que se expresa en una dura y serena renuncia. “Entre gentes fisiológicamente lisiadas y destempladas (la mayoría de los mortales), es un intento de encontrarse “demasiado buenas” para este mundo, una forma sagrada de desenfreno, su principal recurso de la lucha contra el lento dolor y contra el aburrimiento; entre sacerdotes, es la auténtica fe sacerdotal, su mejor instrumento de poder, y también la suprema autorización para el mismo; finalmente, entre santos, es un pretexto para el letargo invernal, su novissima gloriae Cupido [novísima avidez de gloria], su descanso en la nada (“Dios”), su forma peculiar de locura.”
[1]

Es así como el hombre, y especialmente el de tradición judeo-cristiana recurre al ascetismo como una terapéutica, como un freno y un escape ante la tortura, que le representan las pasiones. Con éste inhibe sus instintos sexuales, se debilita y se convierte en un animal auto destructivo, que niega la vida y a la vez sostiene y defiende una moral enfermiza –contranaturaleza-. Aquí el sacerdote –en el amplio sentido de la palabra
[2]- regula lo permitido y lo prohibido, lo sano y lo patológico, lo normal y lo anormal, de acuerdo con cada época y contexto social. Este es el encargado
1de introyectar los medios culpables, en los cuales según Nietzsche se encuentran todos aquellos desenfrenos de los sentimientos
[3], y los medios no culpables, que son aquellos en donde el individuo se refugia para desviar y trasmutar los fines sexuales por otros no sexuales, tales como: el trabajo, la actividad maquinal, la pequeña alegría, “el amor al prójimo”, la organización gregaria y el despertar del sentimiento del poder de la comunidad, y la sofocación del sentimiento de vida.
“el sacerdote ascético se ha aprovechado siempre del entusiasmo existente en todos los afectos fuertes”, los utiliza y los pone a favor de sus propósitos.


Posteriormente, Nietzsche en el Crepúsculo de los ídolos (1888), muestra como el ascetismo pretende aniquilar las pasiones y los apetitos, valiéndose para ello de medios morales, que en último termino son inmorales. A partir de esto se puede formular que son los ideales ascéticos y los juicios morales los que determinan el concepto de sexualidad en Occidente; siendo la sensualidad
[4] parte de las pasiones humanas, y la castidad, aquello que las limita, las vuelve contra sí mismas y las espiritualiza, mediante el castradismo[5], la cría y la doma[6], estrategias mediante las cuales se pretende “mejorar al hombre” debilitándolo para que así adopte los valores e ideales morales. “La moral de la cría y la moral de la doma son completamente dignas una de la otra en los medios de imponerse: nos es licito sentar como tesis suprema que, para hacer moral, es preciso tener la voluntad incondicional de lo contrario”[7], estas palabras de Nietzsche se refieren a la transvaloración de los valores en la moral, entre bueno/ malo, esto aplicado a la cita significa que para hacer moral, una moral sana y justa, se debe ser inmoral y libre de todos los perjuicios de la moral judeo-cristiana.

Entre la sensualidad y la castidad, se encuentra la sexualidad como una serie de impulsos encaminados a la búsqueda de la satisfacción del deseo sexual. “pues entre castidad y sensualidad no se da una antítesis necesaria”
[i][8]. Pero el triunfo duradero de la castidad (triunfo que recorre toda la tradición judeo-cristiana hasta la modernidad de la cual somos hijos) condena a la sexualidad y a la sensualidad al encierro en la culpa y en la prohibición, en el castigo y en la normalización, en la disciplina y en la medicalización y quizá también en la psicologización.

La domesticación o mejoramiento del ser humano a través de la doma y la cría, moraliza el instinto imponiéndole sus exigencias frente a todos los demás instintos, instalándose en la sexualidad, cobrando fuerza a través del tiempo y marcando notablemente el concepto de sexualidad en nuestra tradición.


II. Schopenhauer, un asceta moderno

El filósofo Alemán, Arthur Schopenhauer, es reconocido por su doctrina pesimista y por su teoría de la libertad de la voluntad. En su libro “El amor las mujeres y la muerte” se ocupa del amor, el cual describe como un objeto del hombre para la procreación, es decir que garantiza la preservación de la especie; se trata para él ante todo del amor heterosexual donde un sexo es el complemento del otro. Por esto, declara que las manifestaciones románticas son absurdas, faltas de sentido y encubiertas. Por consiguiente, la naturaleza hace surgir al instinto para que el hombre pueda perseguir con todo esmero los fines naturales aún a expensas de su propia dicha. De manera que, el instinto sexual es provechoso solo para una finalidad distinta a la propuesta por el individuo, este funciona como una ilusión de goce y satisfacción que benefician el aumento de la especie. “Así, en todo instinto, y aun en todos los demás, la verdad se disfraza de ilusión para influir en la voluntad”
[9]

Schopenhauer muestra claramente su ascetismo en la concepción que tiene acerca de la voluntad y representación –solo mediante la representación se puede liberar de la voluntad- es decir, él le atribuye al arte y a su contemplación un poder que contrarresta el interés sexual. Según Nietzsche, Schopenhauer “ha interpretado sucesivamente el arte, el heroísmo, el genio, la belleza, la gran compasión, el conocimiento, la voluntad de verdad y la tragedia como derivaciones de la “negación”, o de la necesidad de negación, de la -voluntad-”
[10]. Es así, como ha hecho todas sus interpretaciones a partir de la herencia que ha tenido del cristianismo, es por este motivo que lo considera un asceta moderno, un autentico heredero del espíritu del cristianismo; es decir que el librepensamiento moderno no es tal, y que la filosofía sigue siendo negadora de las pasiones así se constata en Schopenhauer.


Por todo lo anterior y para concluir, (aclarando que este es un resultado preliminar, que puede dar pie a mucha mas profundización) se manifiesta que el ideal ascético determina de manera amplia y extensa el concepto de sexualidad en la tradición judeocristiana, debido a todos los medios de los que se vale para debilitar al ser humano, volverlo contra sí mismo, y contra sus propios instintos. El ascetismo triunfa sobre el ser humano, al determinarlo en la sexualidad, así como en muchos otros aspectos, incluso, esto se puede evidenciar en la psicología contemporánea, al valerse de la clasificación de los instintos para así poder explicar al individuo y su comportamiento, siendo esta una forma “inocente” de moralizar al ser humano, al clasificar entre lo sano y lo patológico. Somos ascetas por ser hombres.





BIBLIOGRAFIA


· NIETZSCHE, Friedrich. La genealogía de la moral, Madrid, Alianza Editorial, 2002.
· NIETZSCHE, Friedrich. Crepúsculo de los ídolos, Madrid, Alianza Editorial, 2002.
· SCHOPENHAUER, Arthur. El amor, las mujeres y la muerte, Editorial edicomunicacion S.A Barcelona España 1998



[1] Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral, Madrid, Alianza Editorial, 2002, p. 113

[2] Sacerdotes son todos aquellos que promulgan los ideales ascéticos.
[3] Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral, Madrid, Alianza Editorial, 2002, p.p. 175-176
[4] Durante la obra de Nietzsche es muy mencionada, y en dentro del trabajo representa todas las pasiones humanas.
[5] Un ejemplo aplicado a la sexualidad, “si tu ojo te escandaliza, arráncalo”. Ibíd., pp. 59-60
[6] Medios utilizados por la moral judeo-cristiana para formar una jerarquía, en la cual cada quien toma un papel moral que representar, debilitando al hombre y extendiendo el ideal ascético inculcado por la religión.
[7] Friedrich Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, Madrid, Alianza Editorial, 2002, p. 75

[8] Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral, Madrid, Alianza Editorial, 2002, p. 114

[9] Schopenhauer. El amor, las mujeres y la muerte. Editorial edicomunicacion S.A Barcelona España 1998
[10]
Friedrich Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, Madrid, Alianza Editorial, 2002, p. 106

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